lunes, 20 de abril de 2015
Mi Luna, mi Sol.
Nunca tuve mayor lección de vida que la que estoy aprendiendo.
No me considero ( ni ando cerca de serlo ) la mejor madre del mundo.
Estos dos meses y medio me han enseñado más de mi misma que todo lo que me ha tocado vivir anteriormente. He de reconocer que era una de esas personas que odiaba que le tocaran bebés llorones detrás en el avión o de escuchar gritos y berreos de los enanos en el fast food de turno o correteando alrededor en alguna zona de tranquilidad. Ahora desde aquí me disculpo encarecidamente con todas es@s mamis/papis por mis pensamientos. También me disculpo por las tantas veces que juzgué a muchos por sus malcriados hijos o sus actitudes consentidoras sin conocer sus motivaciones para ello.
Mi pequeño Elijah es el mejor regalo que me ha podido ofrecer la vida y a su vez el mayor y más duro maestro que se me ha presentado.
Un niño de alta demanda que necesita de mi contacto las 24 horas del día. Ha sido capaz de robarme mi propia vida para dedicársela a el por completo. Olvidémonos de los baños relajantes cambiados (cuando se puede) por un aseo rapidito, los cuidados femeninos, la lencería sexy, el uso de prendas delicadas o con determinados complementos por algo cómodo para dar pecho y que no dañe al bebé al portearlo, los almuerzos o cenas tranquilas y a sus horas, los desayunos hace muuuucho que se convirtieron en un café frío y algún tentempié fugáz y ya no hablemos de salidas, paseos, compras etc
Muchas veces me encuentro explicando a la gente el porqué de algunas cosas. Mi hijo por circunstancias de su vida necesita de mi constantemente, créanme que no soy una madre de las que no deja tocar a su pequeño y por eso depende de mí...al contrario necesito ese respiro. Me reclama en todo momento y rara vez duerme más de diez minutos si no está en contacto conmigo.
Es una situación agotadora que te lleva a cometer lo que considerabas consentir anteriormente como mostrarle el televisor ( cosa que juraste no dejarle ver hasta muchos años adelante ) cogerlo al llorar, ponerle un pelín de miel en su chupita ( lo que me parecía fatal ) con tal de que olvide por un segundo la teta de su mami y muchas cosas más que no se pasaron nunca por mis planes de madre ejemplar.
Esta aventura me ha enseñado que ( aunque la pierdo muy a menudo) tengo una paciencia tremenda, desde que nos conocimos cara a cara Elijah ha significado una continua superación de obstáculos desde la sufrida lactancia materna ( a la que nunca quise renegar y ha sido una dolorosísima batalla afortunadamente casi ganada ya) hasta mi capacidad de abstracción para no gritar y llorar conjuntamente en esos ataque de llanto que tienen muchas veces justificación pero no por ello resultan fáciles de llevar.
Todo junto ha supuesto un desgaste físico y emocional ( sé que sólo es el principio del camino ) que me ha ayudado a valorar tantas cosas y sobre todo a valorarme a mi misma. No es fácil y muchas veces quisiera perderme y olvidarme de todo por unos minutos, pero luego cuando llegan los momentos de calma veo una sonrisa, la sonrisa más preciosa que he visto en mi vida que sólo mirarla dibuja una sonrisa igual o mayor en mi rostro, unos enormes ojos azules, preciosa joya que me dicen que no puede vivir sin mí y se me olvida todo y me recarga nuevamente para continuar la lucha por darle lo mejor de mí a ese pequeño gran tesoro que duerme a mi lado y me agarra fuertemente como si su paz dependiera de mi.
Por eso ahora entiendo lo que es ser una leona y ahora entiendo lo dolorosas que son las palabras : "Que niño más llorón", "que mimoso por favor", "chacho calla a ese niño", "si lo coges lo malacostumbras", "si lo acuestas contigo es lo peor que harás", "si te coge la teta como chupa te vas a arrepentir", y un sinfín de superconsejos de superentendidos a los que invitaría con gusto a disfrutar de un día en compañía de un bebé como el mío o el de muchísimas mamis.
Y desde aquí pido perdón si alguna vez cometí ese error y agradezco a las personas que han sido pacientes y comprensivas conmigo, han entendido que las visitas no podrán ser atendidas como merecen y han aceptado conversaciones en medio de llantos o simplemente entendido la no respuesta al teléfono y han reido con los cortes del llamada por un reclamo del peque, pero sobretodo porque me han mostrado su apoyo y comprensión. Han estado en mi puerta con un desayuno listo y una sonrisa a mis pelos de loca y han entendido que abra la puerta en pijama sin reclamar una visita o una llamada con la típica frase de " A ver cuando te pasas y veo al niño" o similares. Y por supuesto gracias a la cantidad de almuerzos y cenas que me he ahorrado preparar gracias a la recién estrenada Abu Maribel ;) que me supone un respiro de lo más gratificante ( aunque sean de aquella manera )
Sin duda alguna este camino es y será el más difícil de recorrer pero afortunadamente la fuerza que tengo para recorrerlo es que el motivo es por el hombre de mi vida. ( con permiso de mi otro hombre )
Por ti y para ti a partir de tu entrada en mi vida ya la hiciste tuya.
Con lo bueno y lo malo :
Mi libertad y mi prisión, mi norte, mi guía , mi perdición.
Eres mi muerte y mi resurrección. Eres mi aliento y mi agonía, de noche y de día.
Eres mi Amor.
Eres mi fuerza, mi respiración. (V.D)
Te Quiero mi cachorrito aunque a veces me veas enfadada.
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